FERNANDO ADRIÁN ABRE LA PUERTA GRANDE CON UNA ENORME CORRIDA DE SANTI DOMECQ

Santiago Domecq ha echado una enorme corrida de toros. No en cuanto al tamaño de los toros (desiguales de presentación), sino porque todos tuvieron opciones. Unos más encastados, otros más nobles, pero a todos se les pudo cortar una oreja, por lo que la terna debería haber salido a hombros. Sin embargo, no los cuajaron y solo Fernando Adrián logró salir en volandas.


Su primer toro fue un ensabanado que se protestó algo de salida. Fernando Adrián firmó un gran saludo capotero con dos faroles de rodillas y las verónicas ya de pie. También fue bueno su inicio «a lo Roca Rey» con estatuarios y el cambiado por la espalda con la izquierda. Sin embargo, faltó toreo fundamental y la faena tuvo que remontar en las cercanías, ya en su epílogo. Cortó una oreja de muy poquito peso.

Mucho mejor fue su faena al quinto, si bien el toro que tenía delante también fue mucho mejor. Para bordar el toreo y encumbrarte. Aunque pasó con discreción por los primeros tercios (tampoco lo lucieron nada), fue un toro bravo y noble en la muleta, al que Fernando Adrián toreó bien, pero por debajo de la clase de ese animal. El inicio de faena fue cumbre, con el cambiado por la espalda de rodillas y el posterior toreo al natural de hinojos. Después, las series de derechazos fueron muy ligadas. Los naturales, largos, pero menos poderosos. Faltó ese pase que para el tiempo y revienta Madrid. No obstante, aún se la jugó en un final genuflexo llevando al toro hasta el final, aunque ya le costaba.
La espada se le fue a los bajos, pero estuvo hábil al no dejarla: un metisaca. En la siguiente, viendo lo que le había pasado en ese primer intento, sabía que se tenía que tirar encima, por lo que fue volteado, pero enterró la espada arriba y descerrajó la puerta con la que todos los toreros sueñan. A buen seguro el 18 de junio tendrá otra nueva oportunidad de poder salir a hombros, ya que uno de los puestos de la Corrida de la Beneficencia, presumiblente, será para él.
A «Contento«, se le premió con el pañuelo azul.


Arturo Saldívar también tuvo un gran lote, aunque encastado, y la casta trae problemas. Sobre todo el primero, que le cogió en varias ocasiones, con la fortuna de que en ninguna le hirió. La primera vez fue en el quite: al hacer una caleserina el toro le empaló y la caída fue muy fea.
Después, otra cogida toreando con la muleta y una última en un desplante en el que el toro se le fue al pecho. La actitud de Saldívar es irreprochable, por ejemplo en un inicio con la pedresina de rodillas, pero no pudo en ningún momento con sus toros, que le desbordaron. Estuvo fuera de sitio y sin enseñar la pierna de salida, aunque al cuarto sí que le sacó alguna serie mejor, ya con la faena bastante avanzada (le costó ver al toro).


Álvaro Lorenzo realizó una faena de tiralíneas al tercero. Dio muchos pases y no nos acordamos de ninguno. Se la jugó más con el último, enrabietado por la cogida. Llevaba una cornada de 15 centímetros de pronóstico reservado. Hizo un esfuerzo y estaba vez trazó más líneas curvas con un toro más encastado que su primero y que también fue más bravo en el caballo.



Plaza de toros de Las Ventas (18.071 espectadores según la empresa). Toros de Santiago Domecq, desiguales de presentación y de gran juego. Encastados y con opciones todos. El mejor, el quinto, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Arturo Saldívar (de ciruela y oro): ovación con protestas y silencio tras aviso.
Fernando Adrián (de blanco y oro): oreja con protestas y oreja.
Álvaro Lorenzo (de ceniza y oro): silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras petición.

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