Al igual que hace un año, se anunciaba una corrida de Fuente Ymbro para el 15 de agosto en Las Ventas. Claramente, los toros que el ganadero pensaba que tenían más opciones los trajo en San Isidro, con mucha más gente en la plaza y la presencia de la televisión. Hay que felicitarle porque acertó, pero desde luego no por usar la primera plaza del mundo para lidiar una corrida que, visto lo visto, debería haber ido a las calles o a otra plaza. No eran toros destartalados, pero estaban correctamente presentados, aunque no tenían hechuras que invitasen al optimismo. El problema fue el juego que dieron y la poca fuerza que tuvieron.
No se fíen de lo númerico: ni de la oreja, ni siquiera de la vuelta al ruedo. Lo más destacado lo firmó Amor Rodríguez en el toro de su confirmación. Fue este un sobrero precioso de Alcurrucén tras devolverse (tras una larga y abusurda espera del presidente) el inválido de Fuente Ymbro.

El de Alcurrucén salió abanto, como a veces pasa en este encaste y magnificado por estar corraleado. Después, también fue un toro sin fuerza y sin raza, lo que le permitió a Amor componer la figura. Siempre vertical, asentado y con el mentón hundido. Con mucho empaque. Se le notó que entrena con Uceda Leal. Sin embargo, se mostró desconfiado con el quinto tras la cornada a Raúl Mateos al caerse a la salida de un par de banderillas. Cortó en el que tuvo que poner Juan Carlos Rey, que se la jugó mucho más que los hombres de plata de Amor.
Los pases se sucedieron enganchados y sin mando ante un toro sin ninguna clase, que tiraba gañafones. Mató muy mal, de un bajonazo tras varios intentos que también iban abajo. Aquí Uceda le tiene que enseñar mucho más.
Francisco de Manuel cortó la única oreja de la tarde en el sexto tras una faena en la que toreó bastante al natural, lo cual es de agradecer. No obstante, la cantidad no es calidad y Francisco de Manuel no tiene el don del arte. Toreó con el compás excesivamente abierto y al hilo del pitón en una faena que, aunque fue a más, no era, ni mucho menos, de oreja en Madrid. La estocada, además, le cayó un puntito caída.
Con el tercero no tuvo opción ninguna, ya que el toro no pasaba. Se quedaba a mitar del viaje porque le faltaba fuerza, por lo que se defendió.

Álvaro Lorenzo realizó dos largos trasteos. A su primero lo citó de largo viendo que se podía arrancar y así lo hizo, pero el toro se apagó rápido hasta tal punto que parecía un toro mexicano. Álvaro Lorenzo toreó a esa velocidad tan lenta que le marcaba el animal, en especial, en dos derechazos desde adelante hasta el final. Muy largos. Pero fueron dos los de nota, ya que el resto fueron despegados y despidiendo la embestida hacia fuera. Tras un bonito final en el que destacó una sensacional trincherilla, se le pidió una oreja que el presidente hizo bien en no conceder.
En el cuarto salió a saludar una ovación casi por su cuenta tras una buena estocada, ya que nada más pasó en su faena. Este torero transmite muy poco. Es todo muy lineal.

Plaza de toros de Las Ventas (5937 espectadores). Toros de Fuente Ymbro, correctos de presentación y sin fuerza. Se devolvió al segundo y salió en su lugar un toro de Alcurrucén, también sin fuerza.
– Álvaro Lorenzo (de canela y oro): vuelta al ruedo tras petición y ovación.
– Amor Rodríguez, que confirmaba la alternativa (de grana y oro): ovación tras aviso y silencio tras aviso.
– Francisco de Manuel (de burdeos y oro): silencio y oreja.

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