TOREO CARO DE BORJA JIMÉNEZ, PERO PUERTA GRANDE ALGO BARATA POR LA ESPADA

A pesar de que Victorino Martín lidió una corrida justa de presencia y más aún de fuerza, con un primero totalmente inválido, hoy sí que vimos toreo y del bueno. Corrió a cargo del sevillano Borja Jiménez, que cortó tres orejas, una a cada toro, ya que Román fue cogido en su primero. Leo Valadez tuvo una discreta actuación que no pasó de la corrección.

Abrió plaza un victorino inválido, como comentaba. Fue inexplicable que Víctor Oliver no lo devolviese, privándonos así de ver el primer sobrero de Saltillo. Lo que cuesta devolver uno de la A coronada…
Román, con tan poco material, debía haber abreviado. El toro, entre la condición propia del encaste de quedarse debajo y la falta de fuerza, que le impedían ir hacia delante, le tiró un derrote al valenciano, que hizo presa. Román cayó herido grave, aunque quiso terminar su faena y dar muerte a duras penas al victorino. Al final, Borja Jiménez lo tuvo que descabellar.

Borja se quedó con tres toros. El primero de su lote, «Paquecreas», tenía unas hechuras sevillanas que recordaban a «Cobradiezmos», pero estaba muy escurrido.


El de Espartinas tardó en acoplarse. Lo hizo cuando se puso al natural y empezó a citar con suavidad, aunque su postura era muy retorcida. Sin embargo, cuando llegaba el embroque se ponía más encajado para pasárselo por la bragueta. Hubo una serie de naturales muy templados y largos, casi en redondo y otra, en dos tiempos, con naturales igual de despaciosos pero mucho más vertical. Cumbres. Esta oreja fue de ley y de haber matado bien quién sabe si no se le habría pedido incluso la segunda. El problema es que, igual que su hermano Javier, no sabe matar.

Por ese motivo, debió perder las otras dos orejas que cortó.
El que mató por Román fue un victorino negro y engatillado. Con más caja también. El mejor presentado de la corrida. De nuevo, la faena de Borja Jiménez fue creciendo en intensidad, hasta terminar con una serie de naturales de perfil a pies juntos, totalmente encajado, en los que se llevó la embestida del toro detrás de la cadera. Excelsos. Mas no mató bien y tuvo que descabellar, acero con el que se le ve mejor. Acertó a la primera.

Otra oreja más cortó al que hizo sexto, ya con Madrid totalmente entregada al sevillano. Borja lo puso todo de su parte, incluso yéndose a portagayola, aún ya teniendo asegurada su salida a hombros.
Fue otra faena templada, quizás no con muletazos de la categoría de las anteriores, pero en la que Jiménez mostró su poso y el oficio que ya va adquiriendo. Y es que, desde la Copa Chenel hasta esta tarde, hemos ido viendo una clara evolución a lo largo de su temporada. Cada vez entiende mejor a los toros y les saca más pases. Y qué pases… hoy ha habido naturales de muchos quilates.
En esta ocasión la espada le cayó muy tendida, pero no importo para arrancar otra oreja. La tarde de Borja Jiménez fue de torero grande, y tampoco me quiero olvidar de su toreo de capa, tanto en la lidia como en las medias verónicas que pegó. Ha dado una gran tarde, independientemente de las orejas.

Leo Valadez lidió un victorino correoso porque hacía hilo y tenía poco recorrido. A pesar de los intentos de Valadez de torear bien, echando los vuelos de la muleta y enfrontilándose, no pudo dominar al cárdeno.
Poco pudo decir con su segundo, un animal más deslucido y con el que tampoco logró acople ni conexión con el tendido.
Lo mejor de su actuación fue una arriesgada caleserina en el quite y su limpia portagayola.

Plaza de toros de Las Ventas (17.053 espectadores). Toros de Victorino Martín, desiguales de presentación y justos de fuerzas. El primero debió ser devuelto.

Román (de verde hoja y oro): palmas (herido).
Borja Jiménez (de lila y oro): oreja tras aviso, oreja tras aviso y oreja.
Leo Valadez (de rosa y oro): silencio en ambos.

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