¡VAYA FERIA!

San Isidro sigue a la deriva. Personalmente, es el peor que recuerdo (hasta este momento) y ya dudo que se vaya a salvar esta feria. Confiaba que con la llegada de Escolar y Victorino la feria rompiese en su recta final, pero ni por esas. Ni hay toros, ni hay toreros. No ha salido ninguna corrida completa y ha habido muy pocos toros de triunfo claro. Los que ha habido no se han cuajado, a excepción de «Peluquín», de La Quinta, lidiado por Emilio de Justo. Y solo David Galván, sin toro, ha estado verdaderamente inspirado, pero ya tocará hablar de eso al final de la feria… a ver si con suerte hay algo más que reseñar.

Vayamos a la tarde de hoy, que comenzó con ese picante y esa tensión que genera la casta. Genio, más bien, fue lo que tuvo el peligroso y orientado primero. Con mucho disparo. Ureña se salvó del percance con una alimaña propia de los victorinos de antes, que de vez en cuando siguen saliendo.

El mejor fue el encastadísimo segundo. Un torrente al que saludó Borja Jiménez con brillantez a la verónica, rematando con una buena media. Sin embargo, en la muleta estuvo por debajo. No pudo al toro. Claro, habría que ver quién habría podido a este toro. ¿Tal vez Manuel Escribano?, que se encontraba en el callejón.

A Borja lo de enroscarse la embestida de los victorinos le salió muy bien en Otoño (y también en Sevilla) porque, además de la calidad de su toreo, rompió los dogmas establecidos de que a los toros de Victorino hay que llevarlos en línea y no cortarles el viaje para que no se queden debajo. Así cuajó grandes faenas El Cid, por ejemplo (en línea recta). Y si se dice esto es porque Victorino echa toros que adquieren sentido y que son tobilleros. El segundo no regaló nada, pero también es cierto que faltó acople por parte del torero de Espartinas. El animal fue justamente ovacionado en el arrastre, no como otros que recibieron palmitas (imagino que por llevar el hierro de la A coronada).


A sus otros dos toros Borja los mató en el caballo. Obviamente, indirectamente. Los picadores están a sus órdenes. Tanto Juan Francisco Peña como Espartaco taparon la salida a los toros, les pegaron mucho y, ¡cómo no!, mal. Así es normal que Borja Jiménez no pudiese hacer nada luego (aunque a Victorino Martín hay que exigirle mucho más). Terminó su gris tarde, como el pelaje de los toros, con una estocada que degolló. Sigue teniendo un problema con la espada. Le queda la tarde del viernes con las figuras para arreglar una isidrada en la que ha perdido crédito, dado que ha estado por debajo de sus toros, tanto hoy con su primero como el día 31 con uno de los toros de la feria, de Santi Domecq.


Paco Ureña hizo un esfuerzo. No solo el ya comentado con el abreplaza. También con el imponente tercero. Cornipaso, lucía dos velas, y ha sido uno de los toros mejor presentados de la feria, por no decir el mejor, siempre bajo un punto de vista personal y subjetivo.

Hubo un momento en el que Paco se quedó debajo de la pala del pitón y pudo tener un susto. Estos toros no permiten los errores que sí permiten los domecqs, por ejemplo. Tras ese instante, Ureña robó algún muletazo mejor, aunque el cúlmen fue un estocadón de efecto fulminante. Una de las mejores estocadas de la feria, sorprendentemente, ya que la suerte suprema siempre ha sido un lunar para Paco (así ha perdido muchas Puertas Grandes) y, de hecho, volvió quedar patente en el quinto con una estocada atravesadísima tras varios intentos y, también con el primero (en este caso más bien con el descabello), que a punto estuvo de írsele al corral.
Con el quinto poco más hubo que destacar. La tarde ya iba cuesta abajo y sin frenos. Aun así, Ureña se pasó de faena. Cuando la corrida ya ha tomado está deriva se agradecería la brevedad, más aún en el caso de una corrida de Victorino que desarrolla tanto sentido.


Plaza de toros de Las Ventas (lleno de «No hay billetes«): Corrida de la Prensa. Toros de Victorino Martín, muy serios, sobre todo el segundo y, en especial, el tercero. Alguno bajó un poco. Destacó el encastado segundo. Se puede salvar al primero por el peligro que transmitió.

Paco Ureña (de rosa y oro): silencio tras dos avisos, vuelta al ruedo tras aviso y silencio tras aviso.
Borja Jiménez (de verde botella y oro): silencio tras aviso, silencio y silencio.

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