Dos orejas le cortó Cristiano Torres al segundo novillo de la tarde, un gran ejemplar de Baltasar Ibán en el último tercio, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Mariscal Ruiz anduvo desbordado por el tercero, aunque mejoró su imagen en el sexto. Voluntarioso Juan Herrero, pero sin suerte.
El segundo novillo venía de una reata importante de la casa, que no falló: «Camarino«. Embistió con codicia y repetición en la muleta de Cristiano Torres, que hoy estuvo mucho mejor que en Villaseca (no era difícil). Se ha llevado dos novillos de bandera en ambos certámenes. Con el de Mayalde se dedicó a pasárselo por la espalda, pero, quizás, esa tarde le vino muy bien. Tal vez, le haya hecho reflexionar. En esta faena no hubo gestos de cara a la galería. Todo fue toreo por abajo. Sin mucha elegancia, pero muy poderoso. Lo cuajó por ambos pitones y le dio una gran estocada.
Su toreo recuerda mucho al de Roca Rey, para lo bueno y para lo malo. Algo negativo que ha tomado del peruano es su nulo interés en la suerte de varas. Nos faltó ver bien al novillo en ese caso, por lo que la vuelta al ruedo se podría discutir, aunque no es problema del novillo que lo pongan debajo del caballo en un solo puyazo. En general, se picó muy mal: muy trasero y les dieron mucho, aunque con el monopuyazo.
Con el quinto novillo si buscó Cristiano Torres una faena más encimista, justificada por la condición del animal.
Juan Herrero comenzó de rodillas con el abreplaza, con predisposición, pero varios enganchones y desarmes hicieron que la faena no tomase vuelo. No tuvo suerte con el cuarto, un novillo manso de Iban. Extraño ver un ejemplar así de esta ganadería, que desde el comienzo ya buscó los toriles, aunque no se rajó definitivamente hasta más avanzada la lidia.
Mariscal Ruiz anduvo con muchas dudas con el tercero, incapaz de quedarse sitio con un Iban complicado. Desbordado. Tampoco anduvo bien con las banderillas, clavando a toro pasado (novillo en este caso) los dos primeros pares, aunque sin levantar los pies del suelo en el último, como le gusta a Morante.
A pesar de su gran altura (parece Manolote, pero solo en eso), que le debería ayudar a matar mejor, tiene un gran problema con la espada. No sabe hacer la suerte. Entra con el delantal y su largo brazo adelantado, pinchando reiteradamente y haciendo guardia.
Estuvo más firme con el sexto, «Bastonito», ya desde el recibo capotero a la verónica y, en especial, en los estuarios, aunque el pase del desdén fue enganchado. No obstante, fue su mejor serie, sin duda. Acto seguido ligó los pases por ambos pitones, aunque siguió habiendo enganchones. Se le vio muy verde para matar una novillada de Baltasar Ibán en un certamen como este de la Vid de Oro.
Plaza de toros de Arganda del Rey (habitual lleno de «No hay billetes«): novillos de Baltasar Ibán, bien presentados (algunos salieron con varetazos de haberse pegado en los corrales) y de juego desigual. Destacó el bravo y repetidor en la muleta segundo, premiado con la vuelta al ruedo.
– Juan Herrero (de azul pavo y oro): silencio tras aviso y silencio.
– Cristiano Torres (de rosa y oro): dos orejas tras aviso y silencio.
– Mariscal Ruiz (de blanco y plata): silencio y ovación.
*Al finalizar la novillada tuvo lugar la capea.
Crítica taurina 