Amor Rodríguez escuchó los tres avisos con el complicado toro de Partido de Resina. Una deshonra para un torero. Y digo torero y no matador de toros, porque hoy se vio que tiene un problema importante con los aceros. Escuchó otros dos avisos con el de Gavira (cinco avisos en total). Pudo haber sido algo histórico que un torero escuchase los tres avisos en sus dos toros.
En el lado positivo hay que destacar los naturales de Rafael de Julia, aunque tampoco le funcionó la espada. Perdió una muy posible oreja. Ángel Sánchez no tuvo suerte y se le vio frustrado.

Abrió plaza un toro de Concha y Sierra con cuajo y unos pitones astifinos a más no poder. Rafael de Julia lo recibió a portagayola. Solo tomó los dos puyazos reglamentarios, a pesar de estar en una corrida concurso. Marcaría la tónica de la corrida, sin lucimiento en el tercio de varas.
Rafael de Julia tardó en ver que el pitón izquierdo era el bueno. Sorprendente, pues quedó claro que también es la mano buena de Rafael. Toreó mucho mejor al natural. No obstante, los numerosos enganchones deslucieron la faena. La espada se le fue baja.

Otra estocada baja le quitó la oreja del de Castillejo de Huebra, el mejor toro de la concurso, sin ser un gran toro. También lo recibió el torero en la puerta de chiqueros. Este sí, tomó tres varas (la última fue solo un picotazo), aunque sin emplearse mucho. Como con su primer oponente, la faena tomó vuelo al natural. Cuando cogió la izquierda logró una gran serie rematada con una trincherilla preciosa. Siempre encajado y natural. Hubo pases de gran calidad, aunque faltó la rotundidad de un trasteo compacto, de nuevo, por los enganchones.

Amor Rodríguez corrió peor suerte. Se le vio desconfiado toda la tarde. Lo pasó mal con el complejo toro de Partido de Resina, un animal precioso y con muchos kilos. Le costó moverlos, mas tomó tres varas y dio la sensación de que podría haberse arrancado a una cuarta perfectamente, aunque luego se dejase pegar. En la muleta de Amor soltó algún derrote y embistió con la cara arriba. Requería otra lidia a la antigua, sobre las piernas: un macheteo. Pero Rodríguez se empeñó en hacer una faena al uso (seguramente, porque no sepa doblarse con un toro así) y anduvo moviéndose mucho y pasándose al resina lejos. La estocada se le fue muy delantera y no tuvo muerte. El toro no descolgó y debió haber entrado de nuevo a matar, pero la decisión de irse a por el descabello le salió cara. Al no humillar era francamente complicado de descabellar, porque, además, el toro estaba entero y tenía malas ideas. Por eso, Amor Rodríguez trató de descabellar alargando mucho el brazo para tener la distancia de seguridad que le permitió no ser cogido en los arreones que pegó el pablorromero, pero así era imposible darle muerte. Finalmente, el toro se echó cuando sonó el tercer aviso.

Le puede dar las gracias al público de que con el de Salvador García Gavira no le pasase lo mismo. Fueron los aficionados los que le recriminaron que no se fuese a por la espada en el momento debido. Amor hizo caso y cogió la tizona. Si se llega a pasar de faena le vuelven a tocar los tres avisos, porque entró en numerosas ocasiones a matar (ocho, si no me equivoco) dejando pinchazos más o menos hondos. Tuvo suerte de que el toro se echase, ya que escuchó dos avisos. Fue este de Gavira un toro prácticamente cornipaso e imponente, pero que debió haber sido devuelto. Perdía las manos reiteradamente, por lo que Amor Rodríguez tuvo que hacer de enfermero para mantenerlo en pie.

El toro de Palha sirve para certificar (una vez más) el mal momento de la vacada portuguesa. ¿Dónde quedó la casta que tenían estos toros? Ángel Sánchez estuvo poco inteligente privando al público de la tercera entrada al caballo, poniéndose ya al 7 a la contra, aunque estos estuvieron bastante respetuosos (no solo con él, también con Amor Rodríguez). Tuvo otro cruce de miradas con este tendido durante la faena. No tuvo toros, pero tampoco él cruzó la raya.

Con el montado y altote toro de Pedraza de Yeltes también tuvo un trasteo insustancial. Fue complicado el animal de una ganadería que, a priori, podría haber brindado más opciones.

Plaza de toros de Las Ventas (7654 espectadores). Toros de Concha y Sierra (manseó, pero se dejó por el izquierdo), Palha (descastado), Partido de Resina (con la cara arriba siempre), Castillejo de Huebra (más colaborador; se llevó el premio), Pedraza de Yeltes (orientado y complejo) y Salvador García Gavira (blando, con poca fuerza). Todos estuvieron muy bien presentados, a excepción del de Palha, más justito.
– Rafael de Julia (de grana y oro): ovación y vuelta al ruedo.
– Ángel Sánchez (de lila y oro): silencio en ambos.
– Amor Rodríguez (de sangre de toro y oro): pitos tras tres avisos y pitos tras dos avisos.


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