Una oreja cortó Roca Rey en su cita otoñal en Las Ventas, tras una faena de disposición que pagó con sangre. Herido grave, solo pudo dar muerte a un toro. Otra oreja, de poco valor, cortó Víctor Hernández (también cogido, pero sin consecuencias). Ureña también sufrió un susto al entrar a matar a su primero e hizo la faena más torera con su segundo. Perdió la oreja con la espada.
Andrés Roca Rey volvía a Las Ventas y, como siempre que torea en la capital, dividió a los espectadores. Protestas en el 7 y reacción de los otros tendidos de sol, especialmente, tras la cogida… como si el 7 tuviese la culpa de que el toro le hubiese cogido. Ahora bien, eso no quiere decir que las protestas fuesen justificadas, pues el peruano se las vio con un animal complejo, que le puso en apuros y él siempre se lo pasó cerca. No le importaron los avisos que le dio el toro en forma de derrotes. Roca (que empezó de rodillas con el cambiado por la espalda) se mantuvo firme, hasta que el de Fuente Ymbro le lanzó por los aires propinándole una cornada de dos trayectorias en el glúteo y cayendo muy mal. En el suelo lo cogió por la chaquetilla y lo zarandeó con violencia durante largos segundos. Aunque la cornada es grave pudo ser mucho peor. Continuó Roca con la lidia dolorido y cortó una oreja, a pesar del pinchazo. La estocada al segundo intento fue magistral, echando la muleta al hocico del toro con lentitud, marcando muy bien los tiempos, y sin pegar el telonazo.

Qué diferencia de cómo mata Roca a cómo mata Paco Ureña (también qué diferencia en cómo torean, aunque en este caso en otro sentido). El lorquino entró a matar a su primero sin terminar de hacer la cruz, sin pasar, y se quedó entre los pitones del toro. Ya le ha pasado más veces, como en aquel mano a mano con Emilio de Justo con los victorinos. Hizo ostensibles gestos de dolor con la mano. La faena había sido intrascendente por la sosería extrema del toro. Realmente, solo hubo dos toros sin transmisión, los que salieron en primer y último lugar. Ureña lidió ambos por la cornada a Roca Rey.

En ese último (muy bien hecho y astifino), que le correspondía a Andrés, la cuadrilla del peruano pegó un soberano petardo, poniendo las banderillas de una en una en el mejor de los casos. Como si no quisiesen esforzarse lo más mínimo al no estar su torero. Una pena. Cierto es que el toro era complicado y Ureña abrevió. Lo acabó macheteando antes de matarlo de un bajonazo.
Otra estocada baja le quitó la oreja del cuarto, al que toreó con sentimiento, transmitiendo mucho. Como siempre ha sido Paco. La primera serie fue con el compás muy abierto, marca de la casa. Roto. Al natural la faena alcanzó las cotas más altas, ya que por ese pitón izquierdo Ureña cargó muchísimo la suerte. Además, es un torero que se ciñe mucho. Fue una emocionante faena que no encontró la rúbrica debida con la espada.
Por último, toca hablar de Víctor Hernández, quien tendría que haber estado anunciado por pliego el 12 de octubre (uno de los puestos es para el triunfador de la Copa Chenel), pero la empresa le hizo un favor no acartelándolo con los victorinos (la Comunidad hizo, una vez más, la vista gorda con esta empresa). No podría haber hecho ese toreo tan explosivo (o populista) a esos toros. No obstante, Víctor también sabe torear bien, aunque no sea un virtuoso del arte, pero hoy toreo hubo poco. Sí muchos sustos y valor.
La faena a su primero, un toro muy serio, tuvo poco contenido (salvo una excelsa trincherilla) hasta que el toro se le arrancó antes de tiempo cuando iba a ejecutar las bernadinas en el epílogo. Le cambió el viaje muy tarde y el toro se lo llevó. De hecho, casi pasó por el lado contrario al que tenía la muleta. Y ya sabemos que muchas veces una voltereta equivale a una oreja. Es lo que pasó hoy. Muy barata.

Pero ¡ojo!, viendo que por cada cogida se da una oreja, bien pudo haber salido a hombros de no haber marrado con la tizona en su segundo. En un natural el toro le lanzó un feo derrote a la cara. Se volvió a poner con la izquierda y vino otra voltereta. ¿Cuántas iban ya en la tarde? A las de los matadores, había que sumar la de uno de los banderilleros, que se libró milagrosamente de la cornada.
Víctor también terminó en la enfermería, por lo que no es poco que se pudiese acabar la corrida. Los de Fuente Ymbro, a excepción de primero y sexto, mostraron complicaciones, sacando casta o, incluso, genio. Y los toreros lo que sacaron fue disposición, más que toreo, a excepción de Ureña y teniendo en cuenta que Roca Rey dio una buena dimensión por su firmeza.

Plaza de toros de Las Ventas (lleno de «No hay billetes»). Toros de Fuente Ymbro, serios. Bien presentados. Fueron más encastados que bravos, escarbaron mucho. Con transmisión segundo, tercero, cuarto y quinto. Muy soso el primero. Imposible el sexto.
– Paco Ureña (de rosa y oro): palmas tras aviso, ovación y silencio en el que mató por Roca Rey.
– Roca Rey (de teja y oro): oreja con protestas tras dos avisos (herido).
– Víctor Hernández (de blanco y oro): oreja y ovación.
