AHÍ VA OTRO ARTISTA SEVILLANO

Desde que Javier Zulueta se abrió de capa, se supo que la tarde iba a ser suya, y es que rápido marcó las diferencias con sus compañeros con esa suavidad en su toreo de corte artista. De la escuela sevillana. Muy en la línea de Ortega o Aguado, que siendo dos toreros distintos, los dos son indudablemente artistas.
Al tercero le pegó una gran verónica que fue su carta de presentación. Aún es novillero y tiene mucho que progresar, por lo que después fue desarmado, pero se ve que aquí hay torero. Cuando volvió a coger el capote dejó una gran media. Le vuela muy bien el capote.
Con la muleta tampoco anda nada mal y tiene personalidad, algo muy difícil. En el toreo con la derecha levantó la mano izquierda acompañando el muletazo (como hace Juan Ortega), expresando sentimiento. Destacó una serie que remató con un templadisímo cambio de mano casi en redondo y cortó una oreja de ley.


Otra le cortó al sexto (que brindó a Diego Ventura), aunque esta de mucho menos peso por el mal manejo de la espada. No obstante, lo importante fue la imagen dada, más que la casquería. De nuevo estuvo muy torero en todo momento y muy centrado. Poco a poco fue haciendo la faena, que fue a más y que llegó a su culmen en una serie en redondo donde consiguió la ligazón. El último derechazo de esa serie fue muy ceñido y caló en el tendido, previo a un trincherazo que habría sido un cartel de toros si el de Guadaira no hubiese perdido las manos. El novillo pudo acusar las dos volteretas que se dio al inicio.

Alejandro Chicharro tuvo una tarde gris. Sin nada de suerte con su lote, pero demasiado pesado con él.
Incluso en el primero, a pesar de ser el primer novillo de la temporada y que la gente está más predispuesta, escuchó pitos pidiendo que cesase su labor, ante un animal totalmente aplomado y sin fuerza. El novillo había empujado bien en el caballo, pero tal vez por esa pelea se desfondó… o tal vez por el traserísimo puyazo. No íbamos a empezar el año con un puyazo en el sitio, claro.

Con el cuarto la faena tampoco había tomado vuelo y el novillo comenzó a desentenderse e, incluso, a defenderse. Se vio en un derrote que le tiró al rematar con el pase de pecho, aunque no hizo presa. No captó esto Chicharro, que se empeñó en seguir (no tenía sentido hacer un esfuerzo con este novillo sin opciones) y en la siguiente serie se le coló. Se libró del percance el madrileño ya que el de Guadaira no hizo por él cuando estaba en el suelo. Después, siguió con su dilatada labor.

El Mene estuvo muy frío con el segundo de la tarde, que también hizo una gran pelea en el caballo. A este se le picó mucho mejor. Se sujetó muy bien Alberto Sandoval y, acto seguido, clavó en el sitio sin ensañarse.
José Andrés Gonzalo sufrió un susto tremendo cuando perdió pie tras parear y el novillo lo tuvo contra las tablas. Afortunadamente, sin consecuencias.
Estuvo torpe este banderillero, pues en el quinto se volvió a tropezar tras poner su par de banderillas y se volvió a librar del percance.

Esta vez El Mene salió más enfibrado, ya desde el recibo capotero. Con la franela corrió mejor la mano, pero se pasó de faena y el novillo se rajó. A pesar del puñetazo con el que lo mató, este fue algo trasero y requirió del uso del descabello, con el que no estuvo fino.

Plaza de toros de Valdemorillo (más de media plaza): novillos de Guadaira, justos de fuerza y a menos. Se aplaudió en el arrastre al tercero.

Alejandro Chicharro (de verde hoja y oro): silencio y silencio tras dos avisos.
El Mene (de verde manzana y oro con cabos negros): ovación tras petición y vuelta al ruedo tras aviso.
Javier Zulueta (de purísima y oro): oreja en ambos.

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