Desde el comienzo de su carrera, que ya sobrepasa los veinte años de alternativa, Miguel Ángel Perera siempre ha tenido un idilio con la ganadería de Fuente Ymbro. Por supuesto, también con otras, como Victoriano del Río, pero, quizás, la de Ricardo Gallardo es la más importante de su trayectoria. Hoy cuajó al único toro con opciones serias de triunfo en una decepcionante corrida de Fuente Ymbro, con dos toros devueltos. En su lugar salieron dos sobreros muy corraleados de Chamaco. Se conocían El Batán a la perfección. ¿No había toros de más garantías y que estuviesen en fincas para traer en plena Feria de San Isidro?

Abrió plaza un serio animal de nombre «Soplón». Bien armado. Enseguida se descoordinó. Tuvo una mala y extraña caída fruto de esa descoordinación y cuando se levantó estaba totalmente inválido. Una pena. Salió en su lugar el primero de los sobreros de Chamaco, sosísimo y con el que Perera no pudo hacer nada. Sí que debió matarlo antes y no atascarse con la espada y el descabello. Hasta dos avisos escuchó. Mal el pacense.
Sin embargo, estuvo muy bien con el cuarto, un negro mulato al que descubrió Perera. Lo brindó al público porque le había visto algo que la mayoría no habíamos percibido. Eso y que confía como nadie en esta ganadería y decidió apostar de verdad. Perera apostó y el toro respondió. En los medios comenzó de rodillas para realizar el péndulo, pasándose el toro por la espalda en dos ocasiones, con muchísimo valor, pero mejores aún fueron los siguientes muletazos, uno de ellos en redondo reduciendo la embestida del burel y con un molinete, el de pecho y el del desprecio yéndose. El público en pie. Por fin, la tarde se venía arriba, aunque no duró más que lo duró esa faena. Perera lució al toro citándolo a cierta distancia y ligando sus embestidas sin quitar la muleta de la cara, empalmando prácticamente un muletazo con el siguiente sin que el toro le tocase las telas. Mas Perera tiene un defecto importante y es que es un torero poderosísimo con la derecha, pero no se siente igual de cómodo con la izquierda, por lo que solo la cogió en la última serie antes de irse a por espada y con el toro ya más apagado. Él también anduvo más perfilero y con un toreo en línea recta. Ahí bajo la faena, por lo que en ningún caso podría ser de dos orejas sin brillar al natural… o no debería, porque, tal vez, tras las manoletinas finales y el cambiado por la espada se las habrían pedido. Pero no mató. Perera no anda bien con la espada.

El segundo de la tarde fue un toro con mucho trapío, aunque con menos caja que el primero. Muy ofensivo de pitones. Ginés Marín entró en el turno de quites y Ureña replicó por gaoneras de mucha exposición. Como de gran exposición fue su inicio de faena con un ayudado por alto y varios estatuarios antes de dar un par de naturales roto, con el compás muy abierto. Puro Ureña. Sin embargo, poco más vimos de ese Paco Ureña tan puro. Aunque ligó bien las series (algo por lo que nunca ha destacado, especialmente), estuvo algo despegado y cuando el toro bajó la persiana se acabó la faena.
Se devolvió al quinto, sin fuerza, que perdió las manos en repetidas ocasiones. En su lugar saltó, de nuevo, un sobrero de Chamaco, pasadísimo de kilos fruto de estar tanto tiempo sin moverse en El Batán. No puede salir un toro así en Las Ventas, ya que el animal acusó el estar tanto tiempo en esos corrales, manseando muchísimo y embistiendo de forma muy arrítmica. Sin nada de clase, pegando cabezazos. Su cabeza iba por un lado y sus patas por otro. Descoordinado. Imposible para Ureña.

Ginés Marín realizó un torerísimo inicio de faena al tercero, con una trincherilla de cartel. Después toreó templado, pero con el pico y la faena nunca rompió. A pesar de que es un gran estoqueador, no lo demostró en este caso, al perder la muleta al realizar la suerte suprema y causando un derrame en el toro. Sí pegó un estocadón al anovillado sexto, que le valió una vuelta al ruedo. Sin duda, esa vuelta fue por la espada, ya que en la faena no había ocurrido nada.

Plaza de toros de Las Ventas (21.698 espectadores). Toros de Fuente Ymbro (primero y quinto devueltos, venidos a menos en líneas generales y descastados; destacó el cuarto, muy bueno en la muleta) y dos sobreros de Chamaco (manseando al estar muy corraleados y pasados de romana; el primero bis muy parado y el quinto bis sin ritmo y soltando derrotes).
– Miguel Ángel Perera (de verde esperanza y oro): silencio tras dos avisos y ovación.
– Paco Ureña (de burdeos y oro): silencio y silencio tras aviso.
– Ginés Marín (de grana y oro): silencio y vuelta al ruedo.


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