Decepcionó la esperada corrida de La Quinta y, en cierto modo, también los dos toreros con más renombre del cartel: Daniel Luque, al que nunca le salen las cosas en Madrid, y Emilio de Justo. El que estuvo muy bien fue el madrileño Uceda Leal. Rebosó torería y dejó muletazos preciosos al cuarto. Los mejores de lo que van de feria. Oreja de ley.
Si bien otras faenas fueron más macizas y más rotundas, como la de Fernando Adrián del viernes, por ejemplo, los muletazos más bellos de esta primera decena de días de San Isidro los ha firmado hoy Ignacio Uceda Leal. Uno de ellos fue en el prólogo: un cambio de mano sensacional. Después, los derechazos tuvieron hondura y verticalidad. También mucho temple. Tanto es así que redujo la embestida del de La Quinta en uno de ellos hasta el punto de parar los relojes. Interminable el pase que se convirtió casi en un redondo. También al natural templó la embestida del cárdeno. Pinturero en los remates con pases del desdén, de la firma y trincherillas. El final por bajo fue muy del gusto de Madrid. Medida la faena, como debe ser. Con la espada Ignacio es un seguro. Lo mató y le cortó la única oreja de la tarde.

Previamente, no había estado cómodo con el primero, pues fue un toro con poco recorrido y menos casta. Muy soso. Le recetó otra buena estocada.

La sosería es un problema muy evidente en Santa Coloma-Buendía, porque cuando salen encastados son toros con mucho interés, pero si no lo son salen del muletazo con la cara arriba, sin humillar, desluciendo todo mucho. Es lo que pasó hoy. Faltó entrega, no solo en la muleta, también en el caballo. De hecho, el segundo salió rebotado del encuentro con el picador y después se dejó pegar sin emplearse nada. Sin embargo, se vino algo arriba en banderillas y en la faena de Daniel Luque, que no se acopló. Estuvo al hilo del pitón y se le censuró, al igual que el uso del pico. A Luque en Madrid no le ruedan las cosas por su apatía.

Se trató de justificar con el quinto, pero estuvo pesadísimo. El jueves podemos salir muy tarde de la plaza con tres pegapases de manual como son Castella, Perera y Luque. Otra vez más que el sevillano pasó por Madrid sin pena ni gloria, sin que pase nada.
Emilio de Justo, por el contrario, siempre sale a Madrid con una actitud de entrega. En el quite por chicuelinas que hizo al primero de la tarde se ciñó más que en toda la tarde de ayer en Valladolid. Hasta se echó de rodillas para empezar la faena al sexto bis (Víctor Oliver tardó demasiado en devolver al titular), un toro muy astifino. Pero no está acostumbrado a torear de hinojos y se vio que no es lo suyo. Rápido retomó la verticalidad y remató con un pase del desdén.
Se presagiaba faena importante tras la primera serie de derechazos, muy templados, pero la segunda fue más enganchada y tuvo que perder muchos pasos porque el toro se empezó a quedar más corto. Todo se terminó diluyendo. Mató mal, tuvo que descabellar, no lo vio claro y volvió a realizar la suerte suprema y, nuevamente, volvió a la cruceta. Con mucha suerte, el toro se terminó echando tras dos avisos.

Plaza de toros de Las Ventas (lleno de «No hay billetes»). Toros de La Quinta, muy bien presentados, pero muy justos de fuerzas, sosos y sin humillar. Faltos de entrega. Se les aplaudió levemente en el arrastre por el hierro que llevaban. Se devolvió al sexto y salió en su lugar un sobrero del mismo hierro.
– Uceda Leal (de tabaco y oro): silencio y oreja.
– Daniel Luque (de verde turquesa y oro): silencio tras aviso y silencio.
– Emilio de Justo (de rioja y oro): silencio y silencio tras dos avisos.


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