Ignacio San Juan volvió a poner orden (otra vez más) en una plaza a la deriva. Los días de lleno la plaza está llena de fanatismos. Hoy es con Morante. Mañana será con Roca Rey. Eso lleva a que los trofeos estén muy baratos para lo que es Madrid. Afortunadamente, Ignacio San Juan está aguantando con estoicismo las peticiones pueblerinas, como la de hoy en el primer toro a Morante… ¡tras tres descabellos!
Si lo mata hubiese salido en hombros, aunque para mí era de oreja de mucho peso. Y, ciertamente, mató bien, pero el toro no se echó y lo emborronó con el estoque de cruceta. Previamente, había toreado como los ángeles, todo hay que decirlo, aunque faltó toro. Todo lo contrario que al cuarto, al que no quiso ni ver, seguramente, enfadado por la concesión de la oreja.

La plaza estaba predispuesta en exceso, sacando de manera totalmente injustificada a Morante a saludar una ovación tras el paseíllo, que el de La Puebla compartió con Talavante y Tomás Rufo.
Se corearon las verónicas que dio casi antes de que las pegase, con el toro pasando andando sin ninguna entrega. Eso sí, toreando muy despacio (al ritmo que iba el toro, no porque Morante lo redujese).
Cuando apretó en banderillas, salió al quite José Antonio a cuerpo limpio haciendo un recorte con el vaso de agua en la mano. No lo repitió cuando volvió a apretar aún más a Curro Javier.
El torito perdió varias veces las manos, tanto en el inicio de faena, como en los posteriores derechazos, muy encajado, hundiendo el mentón. La trincherilla fue superior. Al ralentí. Hubo más series torerísimas con la diestra, ya que por el izquierdo el toro se le coló un par de veces. Y al ligar un pase de pecho el toro le hizo hilo y no le cogió por su manifiesta falta de fuerzas, que le hizo perder las manos.
Aún así, se puso al natural y le robó una serie muy meritoria, haciendo el toreo de verdad. Muy bien Morante. Otra con la derecha y un cambio de mano en forma de pase del desprecio para rematar e irse a por la espada. Aguantó bien al toro, haciendo la suerte muy despacio y enterró la espada… pero el destino quiso que el toro no se echase y Morante siga sin haber salido a hombros de Madrid.
Tras los tres descabellos empezó una petición absurda de oreja que hizo bien en desatender Ignacio San Juan.

Eso debió cabrear bastante al cigarrero, que no quiso ni ver al cuarto. No se puso ni con el capote, llevando toda la lidia Curro Javier. No se puede estar con esa actitud tan lamentable. Ordenó a Israel de Pedro (que hoy sustituía a Pedro Iturralde) masacrarlo en el caballo y, después, Morante salió con la espada de verdad para matarlo directamente. División de opiniones.
Talavante dejó un buen pase en redondo con la zurda en el inicio de faena al segundo, pero nada más pudo hacer. Su lote se desfondó en el caballo. ¡Qué mal se pica! Puyazos traseros, bajos y tapando la salida.
Aún así, la corrida de Garcigrande fue tan noble como boba. Toros de carretón sin una gota de casta, ni motor.
Rufo estuvo pegapases, empeñado en sacar pases de donde no había, pero sin tener arte como sí lo tiene Morante. La pena es que el que lo tiene la mayoría de veces no nos lo muestra. Lo hizo en el primero y de qué manera, pero su actitud en el cuarto fue pésima.

Plaza de toros de Las Ventas (lleno de «No hay billetes»). Toros de Garcigrande, bien presentados, pero descastados.
– Morante de La Puebla (de corinto y oro): ovación tras petición y aviso y división de opiniones.
– Alejandro Talavante (de verde billar y oro): silencio en ambos.
– Tomás Rufo (de coral y oro): silencio en su lote.


Deja un comentario