Qué ganadería tan mala la de Valdefresno. Personalmente, en la última década solo le recuerdo un toro bueno. Fue aquel «Pomposico», que toreó Colombo en Madrid en 2019 en una corrida que quedó empañada por la gravísima cornada a Gonzalo Caballero.
Valdefresno lidió ayer en Las Ventas y hoy también en la Comunidad de Madrid, en Torrejón de Ardoz. Llegué a escuchar que la de ayer de Madrid era una oportunidad para tres toreros jóvenes con una «ganadería de garantías». Garantía de petardo, querrían decir. Los que fueron cuentan que la tarde la salvó la raza de los toreros, porque de los toros hubo poco reseñable. Hoy tampoco ha habido nada que destacar en cuanto al ganado desde el lado positivo. Sí desde el negativo, pues además de ser toros abantos, como marca el encaste (o más bien mansos), los pitones volvieron a parecer de rejones. El afeitado está normalizado en esta plaza (y en tantas otras).

Sin toro nada tiene importancia. De ahí que la Puerta Grande de Fernando Adrián haya sido totalmente olvidable. Sin ningún peso. Cortó tres orejas, la primera de ellas tras una faena eléctrica y acelerada, aunque con el mérito de dejar siempre la muleta puesta en la cara evitando que el toro se rajase. Mejor con la diestra, más tosco al natural.

Levantó el ánimo de la gente en el sexto con dos faroles de rodillas. Esto lo hace muy bien, al igual que el inicio en los medios también de hinojos con el cambiado por la espalda y que es una muestra de enorme valor.
Sin embargo, la faena no tuvo ese toreo fundamental de tanta calidad como para ser de dos orejas, ni siquiera aquí en Torrejón, porque además el espadazo fue caído.

Toreó con mucha mayor pureza Fortes. Mucha más que Fernando Adrián y mucha más que Emilio de Justo. Fortes es uno de los toreros en mejor estado de forma y que tiene un concepto del toreo más puro, además de su consabido valor.

Hoy entró sustituyendo al joven Marco Pérez cogido ayer en Alicante. La sustitución fue acertadísima por parte de José María Garzón, aunque debía haber estado anunciado desde un principio. Garzón (junto con Alberto García) es el empresario que más está premiando la meritocracia en el ruedo, dando contratos a quien de verdad se los merece. Sin embargo, me parece que está algo sobrevalorado por este hecho, pero que se olvida de lo fundamental, del toro. Siempre lleva a sus plazas ganaderías descastadas y toros mal presentados.
Volviendo a la tarde de Saúl Jiménez Fortes, el malagueño dejó algunos sueltos de gran calidad, enseñando siempre la femoral, pero sus trasteos no pudieron levantar el vuelo por la condición de su lote: toros mansos y rajados. Al quinto le tenía que citar golpeando con la ayuda en la franela para que este se arrancase, ya que, además, fue muy agarrado al piso.

Emilio de Justo tampoco tuvo opciones, pero, a diferencia de Fortes, estuvo más tiralíneas, sin llevarse a los toros detrás de la cadera. Para colmo, al cuarto lo mató de un metisaca en los blandos. No está echando una buena temporada.

Plaza de toros de Torrejón de Ardoz (casi lleno). Toros de Valdefresno, mal presentados y muy sospechosos de pitones. Mansos y descastados.
– Emilio de Justo (de azul marino y oro): silencio en ambos.
– Fortes (de purísima y azabache): silencio en su lote.
– Fernando Adrián (de blanco y plata): oreja tras aviso y dos orejas.

