Se celebró en Cenicientos la primera de las corridas para su feria de 2025. Para ello se lidió una seria y bellísima corrida de Sobral (a pesar de que el imponente sardo se mató en los corrales), tan bonita por fuera como vacía por dentro, salvo el segundo. Fue este un buen toro, con muchísima prontitud, al que Francisco Montero lució con su particular estilo, más populista que torero.
Gómez del Pilar estuvo muy pesado y Diego García no pudo hacer nada después de que sus toros pasasen por las manos de su nefasta cuadrilla. Las cosas que tiene ir por el túnel… Lo digo por los banderilleros, ya que con tal de ahorrar gastos van los que sean, aunque no sean capaces de acercarse al toro por el miedo que tenían. En el tercero de la tarde cambiaron el tercio con solo tres palos porque no se atrevían a banderillearlo. Increíble.

Fue ese tercero un precioso burraco, fino de hechuras con el que ya se vio cómo se las gastaba la cuadrilla de Diego García, de la que no merece hablar más, porque ya está todo dicho. No merecen el traje de luces. Seguramente, tampoco lo merezca el matador, un torero que no transmite nada, pero aquí veníamos a ver los toros y no a los toreros.

El retinto sexto se aculó en tablas en el tercio de banderillas debido a la pésima lidia que se le dió con numerosos capotazos y muchísimas pasadas en falso, que acabaron por no llegar a ser ni pasadas, solo amagos de acercarse al animal. Diego García llegó a pedir el cambio de tercio con una sola banderilla. Después, se lo sacó con facilidad a los medios, pero tras el primer muletazo se volvió a rajar y el de San Sebastián de los Reyes abrevió.

Si antes hablábamos de que Diego García es un torero muy frío, que no transmite nada, Francisco Montero es todo lo contrario. Montero es un torero bullidor, una olla a presión. No lo vamos a descubrir ahora. Prefiero esto que no lo de Diego García, aunque se sobrepasa y mucho con la teatralización. Está claro que las suertes hay que venderlas, pero sin perder la torería. Montero es puro show, aunque en su haber hay que anotarle lo generoso que es luciendo los toros. Por supuesto, también su enorme entrega, aunque carezca de arte y, casi, de técnica.
Francisco Montero se llevó el toro de la tarde, que fue el segundo (el único negro). Lo recibió a portagayola. El de Sobral mostró una enorme prontitud, arrancándose de lejos en tres varas al caballo (de forma progresiva, cada una más lejos; muy bien) y después en la muleta del torero. Tanto fue así que le sorprendió cuando iba a empezar la faena, pero Montero lo resolvió a la perfección, echándose de hinojos y ligando un improvisado farol a la serie de derechazos de rodillas. Lo mejor de la tarde. En el toreo fundamental tiene muchas más dificultades y no estuvo a la altura de este gran toro, si bien dejó algunos naturales con cierto desmayo, mejores de lo que acostumbra. Terminó por arlesianas antes de la estocada, tras la cual acarició la testuz del toro.

Anduvo más acelerado con el quinto, al que también recibió en la puerta de chiqueros. Tanta entrega le lleva a acelerarse. Se pasó al toro cerca, pero faltó ligazón y, en especial, naturalidad, ya que se retorció en exceso. Cortó una oreja.

Abrió plaza un burraco de estampa y trapío impresionantes. Ese pitón derecho era descomunal. Solo por ver estos toros merece acudir. Por algo Cenicientos es «la capital del Valle del Terror«.

El primer puyazo se fue bajo y el toro renqueó de ese lado durante la faena, lo que le llevó a aplomarse, ya que la cojera iba a más, por lo que Gómez del Pilar no pudo hacer nada. Otro toro que se cargan en el caballo.
Con el cuarto trató de justificarse, pero estuvo pesadísimo, muy pegapases.
Plaza de toros de Cenicientos (dos tercios de plaza). Toros de Sobral, muy bien presentados, de bella lámina y con trapío, pero vacíos por dentro, menos el lote de Montero. Destacó el segundo de la tarde, con bravura y prontitud.
– Gómez del Pilar (de tirita y azabache): silencio y palmas.
– Francisco Montero (de grana y oro): vuelta al ruedo tras petición y oreja.
– Diego García (de blanco y oro): silencio y pitos.


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