VÍCTOR HERNÁNDEZ PASA DE BORDAR EL TOREO AL NATURAL A CAER HERIDO EN MADRID EN UNA GRAN TARDE DE TOROS

Era el cartel que los aficionados demandábamos: Uceda Leal, Fortes y Víctor Hernández. Los tres toreros que, sin ser los triunfadores de San Isidro, dejaron un toreo caro del que tanto gusta en Madrid. Solo faltaba que el ganado acompañase y, aunque no hubo un toro de bandera, la corrida fue muy interesante (afortunadamente, no hubo toros de La Ventana del Puerto, que sale mucho peor).
Uceda Leal tuvo que lidiar tres toros por la cogida de Víctor Hernández y dejó una gran serie de derechazos, Fortes transmitió una vez más con su enorme valor puesto al servicio del toreo y Víctor Hernández crujió Madrid con los mejores naturales del año en La Monumental. Su oreja fue de un peso enorme.


Abrió plaza un toro de El Puerto de San Lorenzo de hechuras perfectas. Acapachado y con mucha caja (623 kilos), muy en el tipo del encaste.

También en cuanto juego, ya que salió un poco abanto, pero se vino arriba. Uceda Leal se estiró con torería a la verónica, aunque lo mejor llegó con la muleta. Empezó doblándose por bajo y tras un par de series de derechazos, le apretó en una serie de alta nota. Siempre vertical y sin forzar nada la figura. Templado. Sin embargo, por el pitón izquierdo el toro no fue igual y la faena bajó de intensidad. Tras una media estocada que no tuvo efecto, dejó una estocada entera de la que el toro cayó rodado. Fulminado.

Menos suerte tuvo Ignacio con los otros dos toros. El segundo de su lote fue un astifino castaño de Fuente Ymbro. Un toro muy complicado. Tenía ese carbón que tiene la ganadería de Ricardo Gallardo y que hace que no la suelan querer las figuras. Muy sensato el inicio de Uceda Leal sometiéndolo por bajo. O, al menos, tratando de hacerlo, pues la realidad es que el toro nunca se vio podido, no porque Uceda no lo intentase, sino por su gran casta (y hasta genio) y lo pegajoso que era, haciendo hilo. El madrileño citó con toques muy fuertes, que no son los más toreros, pero era los que tocaba en este momento. A ese aficionado de la barrera que le gritó «más suave» habría que decirle que cada toro tiene su lidia y no se puede torear a todos por igual. Pero como el toro seguía sin ir sometido en la franela de Uceda, este cortó por lo sano. De nuevo, una gran estocada.

El que mató por Víctor Hernández tenía unas hechuras semejantes a las del primero, pero salió acalambrado al ruedo. Aunque rápido cesó su aparente cojera, embistió pegando saltos, sin nada de clase. Un toro imposible con el que Víctor Hernández tampoco podría haber hecho nada. El peor del encierro.

Las intimidantes puntas de los pitones del segundo de El Puerto de San Lorenzo miraban al cielo. Engatillado.

Fue un toro que vino a confirmar la regla de que esta ganadería salmantina siempre sale mucho mejor en la Feria de Otoño que en la de San Isidro. ¿Cuántas Puertas Grandes ha propiciado en Otoño? Se me vienen a la mente la de Emilio de Justo en el 2018, la de Perera un año antes, la de El Juli en su despedida, la de López Simón… además de otros toros importantes.
Como decía, este toro fue un toro también importante. Empujó con bravura en el caballo, aunque entre los picadores, que siempre clavan trasero (y solo eso en el mejor de los casos) y los monosabios que rápidamente sujetan a los caballos, nos privan del espectáculo del tercio de varas. De ahí que arraciasen las protestas contra Equigarce, incrementadas por los gestos de los monosabios contra el 7. En medio de esa pequeña guerra, apareció Víctor Hernández capote a la espalda para dejar su carta de presentación en el ceñido quite por saltilleras.
Fortes inicio su faena por bajo, sorprendiendo al respetable cuando se puso rodilla en tierra a torear en redondo. Muy inspirado. Hubo una serie de derechazos en la que tiró más del pico de la cuenta, pero tras un pequeño susto, la faena mantuvo esa emoción que da el pasarse el animal tan cerca, sabiendo que podría haber otros sustos. Expuso mucho y aguantó todos los parones, pero no mató bien.


Sí mató bien al quinto, con el que volvió a tragar de lo lindo. Qué valor el de este torero, a pesar de la dureza con la que le han castigado los toros. Este se llamaba «Soplón» y era castaño, de Fuente Ymbro, como aquel que toreó Chacón el histórico día de «Laminado» y «Hurón» y que fue una prenda. Este también, igual que el anterior. Ya van tres castaños de Ricardo Gallardo esta temporada en Las Ventas francamente complejos: los dos de hoy y el que toreó Diego San Román (con el que hizo un gran esfuerzo, por cierto, y no debe caer en el olvido).
No obstante, Víctor Hernández, pareció querer ganar la partida del valor a Fortes con un arriesgado quite por tafalleras en el que el toro le cogió, propinándole una cornada de quince centímetros en el gemelo. Una pena que su tarde terminase haciendo el quite al toro de un compañero, pero estas cosas pasan cuando uno se la juega y no deja pasar una oportunidad.
La plaza se quedó en la lamentación por la cornada y eso le pudo jugar a la contra a Fortes para conectar con el tendido, aunque irremediablemente lo terminó consiguiendo porque cuando se torea con tanto ajuste se transmite al tendido. Tarde de enorme mérito de Fortes, que dio una justa vuelta al ruedo.


Pero la tarde fue para Víctor Hernández. El torero de Santos de la Humosa destacó en San Isidro por una tarde de enorme pureza que le llevó a numerosas comparaciones con el que sin duda es su referente: José Tomás. Al padre del de Galapagar, que había acudido a ver si era verdad lo que se decía de Víctor Hernández, le brindó el toro. Un fuenteymbro muy serio, con dos velas. Con menor caja que los atanasios de El Puerto, pero imponente.
Víctor Hernández lo bordó al natural, toreando con muchísima pureza y rematando detrás de la cadera, ofreciendo la femoral. En efecto, muy tomasista. Probablemente, nunca llegue a acercarse a lo que ha sido José Tomás (sería lo normal), pero es indudable que se parece mucho. Bebe de sus fuentes. Recordó a él desde ese vestido azul pavo y oro, al inicio por estatuarios y el pase del desdén, pero también en el toreo fundamental al natural. Otras temporadas aún no lo habíamos visto, pero este año está toreando más puro que nunca y con mayor verdad, más en la línea del de Galapagar. Si sigue así puede ser un torero muy importante, aunque ahí los toros inevitablemente le van a coger bastante. Como debe hay que decir que José Tomás cuajaba a los toros de principio a fin al natural, mientras que Víctor perdió dos o tres series de probaturas con la diestra. Para haber cortado las dos orejas tenía que haberse puesto antes (desde el comienzo) con la izquierda, con la que torea mucho mejor y fue el pitón por el cual el toro no perdía las manos. El de Fuente Ymbro estuvo cogido con alfileres. Sin embargo, no fue problema para que Víctor Hernández le armase un lío al natural que puso al público en pie de forma unánime. ¡Qué manera de torear! Cortó una oreja tan de verdad que debería servirle para estar anunciado en tres tardes con carteles de categoría en el próximo San Isidro. Y también para que le abran las puertas de las demás grandes ferias de cara a la siguiente temporada.



Plaza de toros de Las Ventas (20.439 espectadores). Toros de El Puerto de San Lorenzo (primero, segundo y sexto), bien presentados y de buen juego primero (con un buen pitón derecho) y segundo (bravo), sin opciones el desclasado sexto; y Fuente Ymbro (tercero, cuarto y quinto), bien presentados y muy complicados el cuarto y quinto, con más clase y nobleza el falto de fuerzas tercero.

Uceda Leal (de caldero y oro): ovación, silencio y silencio en el que mató por Víctor Hernández.
Fortes (de azul pavo y oro): ovación tras aviso y vuelta al ruedo.
Víctor Hernández (de azul pavo y oro): or eja tras aviso y herido.

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