Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas. En el toreo esto se cumple muy a menudo. Pasa con toreros que se retiran y vuelven con una versión muy empeorada de lo que fueron (véase Talavante), aunque, obviamente, aquí hay excepciones.
También sucede cuando se repite un cartel porque este salió muy bien, pero la repetición ya no tiene nada que ver, porque esto depende en gran parte de los toros y los toros no van a ser iguales. Es más, muchas veces se repite la terna, pero no la ganadería, olvidándose de que fueron, precisamente, las reses de esa brava ganadería las que posibilitaron tal espectáculo, aunque que se repita la misma ganadería tampoco es garantía de éxito, claro está.
En este caso, se repitió a la terna finalista del certamen veraniego «Cénate Las Ventas». En esa fecha de final de julio, los tres ofrecieron una gran noche (porque era nocturna) con los novillos de Guadaira. Para esta ocasión había reseñada una novillada de Fuente Ymbro, ganadería muy encastada y que suele lidiar grandes novilladas en Madrid. Sin embargo, ayer fue todo lo contrario. La terna se dio de bruces con una novillada mansa y sin fuerzas, sin opciones. Solo el quinto pareció levantar la tarde, pero fue una sensación efímera.

Abrió plaza un novillo de Fuente Ymbro correcto de presentación, como todo el envío de Ricardo Gallardo. Serio, con sus rizos, pero sin exageraciones.
Fue un novillo aplomado e inválido, que debió ser devuelto. Mal el presidente y muy mal el picador, Teo Caballero, pues si el novillo no tenía ya nada de fuerza, el varilarguero acabó de destrozarlo con un criminal tercio de varas. Mal también el novillero, Bruno Aloi, por consentirlo. Así no se puede dar un ni un pase, porque el novillo perdía las manos constantemente. Este novillo se lo había brindado al doctor Enrique Crespo (que estaba en el callejón), quien le operó de su grave cornada en El Álamo a principio de septiembre y de la que ayer reaparecía. Una cornada que llegó descabellando, suerte en la que hoy fue volteado sin consecuencias Pedro Luis. Hasta que el toro (novillo en este caso) no está muerto, sigue teniendo peligro.

Aloi (ganador del certamen Cénate Las Ventas) estuvo muy pesado con el manso cuarto. El pasarse de faena no solo le sirvió para ganarse las protestas de los aficionados, sino para que el toro también le cogiese sin llegar a cornearlo.

De una gran estocada mató El Mene al segundo, con el que no pudo hacer nada más. Esa estocada le valió una ovación.

El quinto, que no era cuatreño por cuestión de días, tenía más caja y alzada. El novillero aragonés dejó una sensacional media belmontina. «Harpío» mostró mejor condición en los primeros tercios y derribó al caballo. Después, como cabía esperar, le pegaron mucho y trasero, para variar.
Tras un buen tercio de banderillas, El Mene comenzó la faena con una trincherilla de cartel de toros. Fue una faena elegante y vertical, que viene a confirmar la mejoría de El Mene en estos últimos meses. Anduvo muy torero y sobresalieron los pases de pecho, que no fueron para nada lineales, sino trayéndose el novillo hacia sí mismo. Le faltó por momentos dejar la muleta puesta en la cara para ligar en lugar de dar los naturales de uno en uno. El novillo se vino claramente a menos y, con ello, la faena de Iker Jiménez «El Mene», que esta ocasión, además, pinchó.

Pedro Luis fue la gran revelación del mes de julio en Las Ventas gracias a su gran toreo al natural. Ayer no brotó. Se siguió pasando a los novillos cerca y mostró gran valor, pero con el capote anduvo acelerado y con la muleta no pisó el terreno que pisó en verano. Más al hilo del pitón en este caso.
Su primer novillo fue otro manso de Fuente Ymbro, que salía suelto. Fue también muy tardo y Pedro Luis no pasó de voluntarioso. Alargó demasiado y le tocaron el primer aviso antes de entrar a matar.
La actitud al peruano no se le puede reprochar, que se fue a portagayola a recibir al sexto antes de torearlo por vertiginosas chicuelinas. Quitó Bruno Aloi por gaoneras con ajuste. El novillo había derribado al caballo, empujando de verdad. Fue el que más se empleó en el tercio de varas. Pedro Luis empezó por estatuarios, pero de nuevo la faena no tomó vuelo. En una colada del novillo se le vio cogido, aunque finalmente la voltereta llegó al descabellar.

Plaza de toros de Las Ventas (19.916 espectadores). Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados. Mansos, parados y sin fuerzas los dos primeros. Especialmente, el primero, inválido (y muy mal picado), que debió ser devuelto.
– Bruno Aloi (de caldero y oro): silencio en su lote.
– El Mene (de tabaco y oro): ovación en ambos.
– Pedro Luis (de azul pavo y oro): silencio tras dos avisos y silencio tras aviso.

* Posdata: aunque no realicé crónica de la final del Certamen «Camino hacia Las Ventas«, cabe destacar el concepto del toreo de Samuel Castrejón, que cortó una oreja y se proclamó vencedor. Destacó toreando al natural, cargando mucho la suerte y toreando con gran empaque.


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