Tras más de noventa años al frente de La Maestranza de Sevilla, la empresa Pagés podría dejar de gestionarla. El contrato finaliza al terminar 2025 y los maestrantes deben decidir si apostarán por la continuidad de Ramón Valencia (Pagés) o si ha llegado el momento del cambio. En este caso, dos empresas se postulan como las grandes alternativas: en primer lugar, Lances de Futuro, dirigida por José María Garzón. Por otra parte, recientemente ha sonado «Alianza toros», de la cual forman parte nombres ilustres como Fermín Bohórquez o Miguel Báez «Litri». ¿Habrá alguna otra tapada?
La peor opción creo que sería esta llamada «Alianza toros» (luego veríamos cuál sería su nombre oficial en caso de ser la elegida), pues es un tiro al aire. No sabemos cómo saldría, aunque la presencia de taurinos me hace ser escéptico con esta empresa. No creo que los maestrantes, tan clásicos, lo sean menos. Lo lógico sería que escogan una empresa de garantías. Claro, que todas tienen sus contras.
Hablemos del gran candidato en caso de cambio: Garzón. José María mantuvo un pulso tremendo con Ramón Valencia (que formó una UTE con Matilla) por la gestión de la plaza de Santander, lo que se interpretó como la antesala de Sevilla. Finalmente, la plaza cántabra sigue en manos de Lances de Futuro, a pesar de que la otra parte impugnó el concurso.
Garzón presentó una feria, a priori, interesantísima, pero que no cumplió con las expectativas generadas. Esta es la tónica general de las ferias de Lances de Futuro. A simple vista, sus ferias llaman mucho la atención. Esto es principalmente porque otros empresarios, como Matilla, por ejemplo, siempre buscan nombres afianzados (o más bien amortizados), como Castella o Manzanares (al que apodera), aunque ya no aporten nada nuevo, ni estén bien. En esa comparación, Garzón sale claramente ganando. Da oportunidades a los toreros que mejor están, como se ha visto este año con toreros como David de Miranda, Fortes o Víctor Hernández, lo cual para el aficionado tiene un gran interés. Garzón tiene buen ojo para los toreros, como demostró con Juan Ortega, al que apodera. Pero no tiene tanto ojo para el ganado y eso es la materia prima. En muchas ocasiones los carteles parecen tan atractivos porque la mayoría de la gente solo se fija en los toreros, pero no en las ganaderías. Y Garzón descuida totalmente al ganado. ¿Cuántas veces ha contratado ganaderías como El Pilar, Domingo Hernández o Juan Pedro Domecq? Ganaderías que, por cierto, suelen ser siempre las mismas en todas sus plazas: Santander, Málaga, Córdoba, Almería, etc. Supongo que al contratar varias corridas de cada ganadería le harán precio, pero no es buena idea recortar en el toro (y ahora no hablo de los pitones, que también). Y en el caso de Lances de Futuro, esto es tan evidente que ya no solo se limita a las ganaderías anunciadas, sino al toro que sale en sus plazas. Incluso cuando hay una ganadería con cierto interés, los toros van mal presentados, por no decir afeitados (caso flagrante es el de Torrejón de Ardoz).

Algunos periodistas dan la matraca con el «toro de Sevilla», que no es más que una excusa para bajar el trapío y que se convierta en el «toro de Valencia» o hasta en el de Olivenza (se ha dado el caso de que un mismo toro haya ido a ambas plazas como sobrero), lo cual no está en consonancia con la segunda plaza en importancia. Y esto ha ocurrido con Ramón Valencia. Miedo me daría con Garzón, porque en sus plazas siempre baja el toro, por lo que creo que en Sevilla bajaría aún más de lo que ya está sucediendo. Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, pensarán en este caso los maestrantes. Pero quién sabe quién ganará. Yo apostaría por la continuidad de Ramón Valencia (hablo de si fuese yo quien tuviese que elegir, no de lo que creo que va a pasar, de lo cual no tengo la menor idea).
Garzón, hablando claro, me parece un empresario sobrevalorado en el sur, donde dan poca importancia al toro. Obviamente, Sevilla es muy torerista, pero esto también lo sabe perfectamente Ramón Valencia, quien sufrió la ausencia de las figuras del llamado G-5 en 2014 y 2015 (aunque en 2015 sí estuvo Manzanares).
Algo parecido sucedió en Madrid el año del bombo (2019), pero no de forma tan dramática, ya que sí que estuvo la principal figura de aquel momento, Roca Rey, y El Juli terminó entrando por la vía de la sustitución de Enrique Ponce. Además, el peso del abono de Madrid soporta mucho mejor carteles de otro tipo y el aficionado no solo es que los soporte, sino que los demanda, en especial, los toristas. Hace años a Sevilla iba alguna corrida de ganaderías de las llamadas duras, más allá de Victorino y Miura, como Cuadri, Palha o Guardiola (cuando existía). Ahora que no está Morante, en quien ha recaído el peso de la temporada sevillana desde hace varios años, no estaría mal volver a dar otra corrida de este sello. Por ejemplo, de Partido de Resina, que ha recuperado un buen nivel. No obstante, sabemos que esto no va a pasar. Cuando las figuras volvieron a Sevilla en 2016 lo hicieron con grandes exigencias y con sus corridas debajo del brazo, a lo que Ramón Valencia accedió encantado. No podía ser de otra forma, porque eso es lo que Sevilla quería ver y, por tanto, la forma de llenar la plaza. También habría que revisar los precios de las entradas, por cierto. En esos años que transcurrieron desde 2016 hasta la pandemia las ferias se volvieron realmente repetitivas sobre el papel, con tripletes de ganaderías como Juan Pedro Domecq y los mismos toreros todos los días. Todo lo que no aparecieron en los carteles en los dos años anteriores lo hicieron en los posteriores. De esta forma se pierde todo interés de abonarse, ya que, al menos bajo mi punto de vista, el punto positivo de un abono es que te permita ver distintos toreros y ganaderías y encastes.
Sin embargo, desde la pandemia para acá las ferias de Sevilla han sido triunfales. Dicen que se ha notado la mano del hijo de Ramón Valencia. Tal vez sea cierto. Las ganaderías han mejorado. Algunas ganaderías mencionadas en este artículo por su descaste, como El Pilar, ya no vienen, y otras, como Juan Pedro, ya no lo hacen con tanta frecuencia. Hace un par de años, de hecho, ni se anunció. Este año tuvo una tarde, la cual fue buena y le puede volver a hacer ir más de una tarde el próximo año. A Alcurrucén, sin embargo, no la llevaban cuando estaba a gran nivel y ahora que está francamente mal sí, aunque el año pasado también lidió un gran toro en Sevilla que lució El Fandi.
Pero, sin duda, la gran suerte de Ramón Valencia estos últimos años ha sido el auge de los toreros sevillanos. Realmente, esto comenzó un poco antes de la pandemia. Concretamente, aquel 10 de mayo de 2019, en el que Pablo Aguado cuajó una colosal actuación cortando cuatro orejas y despertando a Morante de su letargo. Desde entonces el de La Puebla nos ha dejado tardes para el recuerdo en La Maestranza, sobresaliendo aquella del 26 de abril de 2023 en la que cortó las dos orejas y el rabo a «Ligerito».

A Juan Ortega fue Madrid quien lo lanzó junto con plazas de segunda en la pandemia gracias a la televisión. Con Juan se formó el gran trío de artistas sevillanos. Por otro palo más poderoso, también ha destacado el toreo de los diestros hispalenses. Borja Jiménez es el torero más regular de la actualidad y, previamente, Daniel Luque también ha brillado con muchos toros, sobre todo en Sevilla (y en Francia). Además, aunque no sea considerado como una figura del toreo, Manuel Escribano ha dejado grandes faenas con los victorinos y los miuras.
Estos y otros toreros, junto a grandes toros, como «Filósofo» o «Príncipe», han causado que las últimas temporadas sevillanas hayan sido de gran nivel, con el habitual borrón del Domingo de Resurrección.
En definitiva, las últimas temporadas en Sevilla han sido mucho mejores que las anteriores. Por supuesto, la gestión de Ramón Valencia no ha sido excelente, pero creo que ha cogido el punto a la plaza y no creo que otro empresario (en especial, los que suenan) fuese a mejorar la labor de Pagés. En cualquier caso, considero que deberían firmar un contrato «corto», que permita cambiar si las cosas no van bien.


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